lunes, 24 de noviembre de 2008

Hablan los trabajadores

Ronald Fraser
Ed Nova Terra. Colección Trabajo y Sociedad. Barcelona 1970

277 pág.

                              
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Del prólogo de Fraser

Hablamos de nuestro trabajo, pero rara vez decimos lo que íntimamente pensamos de él. Nos pasamos la mayor parte de nuestras vidas trabajando, pero rara vez disponemos de tiempo para meditar en lo que nuestros empleos significan para nosotros. Esta barrera es curiosa, es como si un sector vital de nuestras vidas estuviera incomunicado o, tal vez, como si no valiese la pena comunicar con él. Sin embargo, el trabajo, la capacidad de actuar humanamente en el mundo, es una experiencia compartida que, para la mayoría de nosotros, se realiza en común con otros, y que para cada uno es efectuado, aunque sea en privado, de cara a los demás.

Por medio del trabajo, por medio de la transformación del ambiente a través del trabajo, producimos la sociedad en la que vivimos, nos producimos a nosotros mismos. Al propio tiempo, la sociedad produce nuestro trabajo, la canaliza y la define, perfila su propósito y la recompensa de acuerdo con sus fines. Inquirir cuál es el propósito del trabajo equivale a preguntar simultáneamente qué fin le asigna, la sociedad. ¿No será a causa de ello que esta pregunta es soslayada tan a menudo con el silencio?



No obstante, la falta de comunicación, el silencio, es solo aparente. En este libro, hombres y mujeres que trabajan en una amplia gama de empleos han vertido los sentimientos íntimos que les sugiere su trabajo, así como el significado que éste tiene para ellos.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Nosotros los asesinos

Eduardo de Guzmán Espinosa, (1908-1991)

Ediciones Vosa, 2008
400 p. 20x14 cm. rústica


De la introducción escrita por Eduardo de Guzmán en 1976 para la primera edición de Ed. G. Del Toro.

Toda la tragedia fue consecuencia de la guerra, del clima intolerable e intransigente que acompaña a todas las contiendas bélicas y de su inevitable secuela de heridas sin cicatrizar, pasiones desbordadas, injustitas y rencores. Mil veces nos llamaron criminales, y aunque nuestra conciencia rechazaba como terriblemente injusta la palabra ofensiva, acaso lo fuéramos realmente por haber recurrido también a la violencia cuando siempre habíamos abominado de ella. Pero en tantas ocasiones nos escupieron la palabra insultante sin que en ninguna pudiéramos contestarla, que por una reacción altanera de la dignidad herida, llegamos a proclamárnoslo nosotros mismos con el más amargo y cruel de los sarcasmos. Es un pecado de soberbia que reconozco y proclamo pasados muchos años de reflexión, cuando a nadie culpo ni acuso, torturado por la posibilidad de que, de estar cambiadas las tornas, acaso hubiéramos procedido en idéntica forma. Y cuando, tras varios lustros de dar constantes vueltas al problema, sigo sin saber en que lado me hubiera contrariado más estar, exclusivamente desde el punto de vista moral y ético.



Eduardo de Guzmán (Villada, Palencia, 1908- Madrid, 1991) es sin duda uno de los periodistas españoles del siglo XX. Durante la II Republica fue redactor jefe de La Tierra, editorialista y redactor político de La Libertad y director de Castilla Libre.

Sin otra acusación que su labor periodística, se vio condenado a muerte en 1940. Indultado y puesto en libertad en 1948, se le prohibió ejercer su profesión. En los años sesenta publicó una importantísima obra testimonial e histórica, hoy casi inencontrable. Ediciones Vosa, en colaboración con El Garaje Ediciones, ha recuperado a este autor imprescindible. Tras haber rescatado del olvido La Muerte de la Esperanza y El Año de la Victoria, Vossa presenta Nosotros los asesinos, colofón de su obra magna dedicada a la guerra y posguerra más trágicas que haya vivido nuestro país.

Presentación del libro por Manuel Blanco Chivite y Carmen Bueno, compañera de Eduardo (libreria La Malatesta)